Aunque no sé poner la fecha exacta a cuando empezó todo esto… lo situaría sobre noviembre de 2021, así que ha pasado un año. Y en este año también ha pasado de todo. La ansiedad y la depresión volvieron a visitarme y hasta hubo un tiempo que quise desaparecer. A veces ocurre… cuando el dolor que se siente, se siente como «demasiado». Aunque no puedas ponerle palabras a lo que hay detrás. Simplemente te resulta demasiado intenso e imposible de soportar. Hay genéticas (y vivencias) más predispuestas a ciertos desórdenes mentales. ¿Quieres dejar de vivir? Seguramente no. Seguramente solo quieres dejar de sufrir.

Me he ido por dónde «no tocaba»… Decía que después de un año de empezar, todavía tengo un montón de pendientes de Recomunicat, interminables listas por hacer… La buena noticia es que esta vez no ha sido por colapso físico, mental, emocional y energético, como ocurrió a los pocos meses de empezar, sino por falta de tiempo. Porque antes de que pudiera terminar mi interminable y perfeccionadísima ‘to-do list’ empezaron a llegar las que yo llamo «mis personas recomunicaT«. Para algunas he terminado manteniendo una relación profesional (/personal, ya que me es muy difícil a mi separar eso), para otras «únicamente» personal. Pero todas ellas me llevaron a REcomunicarME conmigo y conectarme con proyectos que, esta vez sí, resuenan con mi esencia.

Desde Irene, «la chica del yoga», pasando por mi terapeuta M., «mi tan ansiado vínculo de apego seguro»; «mis chicas» del baile; Lara, «mi otro yo eneatipo 4 revelación», la familia de Artiment, mi compi-espejo Tamara, mi querido asesor Oscar y por supuesto mi familia y mi incondicional amiga Queralt.

Del miedo a no tener trabajo a tener que «rechazar» proyectos por falta de tiempo. Todo en menos de 1 año.

Así que si tú te encuentras ahora mismo oyendo esa desagradable voz que te cuestiona casi con desprecio un «¿qué estás haciendo?» yo te digo que le des las gracias y la dejes marchar confiando que tarde o temprano tu propósito te encontrará.

Y aquí va lo más importante que he aprendido yo en este tiempo respecto a «mi negocio» : una frase a la que tuve que darle completamente la vuelta y no fue nada fácil, pues mi esquema mental  (y la frase original) funcionaba justo al revés…

emprender

Dicho de otra forma: cuando dejé de funcionar como aprendí («cobro, luego trabajo») y me centré en disfrutar y en hacer sin cuestionarme por qué lo hacía o a dónde me llevaría eso, empecé a recibir.

Así que el mejor consejo que te puedo dar es que trabajes como si no necesitaras el dinero y tarde o temprano llegará. Todo: el trabajo y el dinero. 

Y por si acaso te has encallado en el «sí claro, qué fácil, y cómo pago las facturas»… no he dicho que fuera fácil. Yo también he tenido que seguir pagándolas mientras luchaba por silenciar mi mente ante la incertidumbre. Pero solo confiando y soltando el control… podrás avanzar.

Y, al final, todo va de la mano: de lo que creas generas más (no sé si va por ahí lo de la abundancia..) pero, al menos, así ha ocurrido en mi caso. 

emprender

 

Como cuento en la charla que podéis ver en mi cuenta de Instagram, yo empecé a crear contenido solo para mi… Pero el/mi trabajo atrajo más trabajo. Y, aunque a veces facturé muy poco o nada por algunos de los trabajos externos que empezaron a llegar, otros (trabajos e ingresos) llegaron por otro lado, y estoy convencida que justo gracias a eso.

Y desde entonces este live, grabar un podcast, dar un taller de escritura terapéutica para más de 20 personas… Aún no me creo todo lo que he hecho. Ni había reparado en ello porque lo fui haciendo sin pensar, esto es, desde el sentir, cambiando casi sin darme cuenta el timón de la mente por el del cuerpo como comento en la charla con Tamara. Y lo que me queda.

Pero también sé que me queda mucho por aprender. De hecho, sigo haciéndolo cada día. Y por eso lo comparto. Porque como bien me recordó el otro día Lorena Cuendias, otra cuenta medicina que me ha traído hasta aquí hoy, «la gente no habla de todo lo que va antes de poder llegar hasta aquí,  solo te cuentan la cara amable del proceso». Y justo de esto hablaba en un post anterior… 

Y por eso este post hoy, aunque no tenga nada que ver con comunicación. O sí…  porque es desde la vulnerabilidad desde dónde puedes acercarte más al otrx. E, igual que explicaba ella, yo también conozco lo oscuro, caótico y doloroso del proceso. Y para alguien que quizás me esté leyendo justo en este momento, saberlo puede marcar la diferencia. Así que sepas que, por más feliz que me veas en esa charla (porque lo estoy), también yo sigo aprendiendo a convivir cada día con mis luces y mis sombras, y a acompañarme en cada emoción, porque todo forma parte de mi, y del camino. Porque el mayor emprendimiento es reaprender a vivir. 

Y yo también me he sentido más perdida que nadie. De hecho, por si no fuera suficiente hasta me lo tatué en la nuca…😅 «lost» porque así se llamaba (mejor dicho llamé) a uno de los seres que más me enseñó sobre el amor en este mundo.

De modo que, si estás leyendo esto y alguna parte resuena contigo, decirte que sí puedes, claro que puedes. Solo tienes que seguir atravesando lo que quiera que sea que estés sintiendo en estos momentos, por más oscuro que parezca y te mueras por silenciarlo. Porque muchas veces preferimos tapar ciertas emociones desagradables (por pura supervivencia), pero solo transitándolas podrás reencontrarte contigo mism@. Con tu esencia. Y ésta será sin duda la que te acerque a tu propósito. Uno mucho más grande de lo que ni te imaginas y que tiene mucho más que ver que contigo.

Espero verte por ahí, en el camino 👣😉

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